Sinopsis

Esta obra retrata el proceso de transición que vivió México al consumar su Independencia, cuando, en el lapso de unos cuantos meses, pasó de ser colonia española a efímero Imperio independiente para, finalmente, convertirse en una República Federal. Los distintos proyectos que se plantearon para la nueva nación se sintetizan a través de la confrontación entre el efímero emperador Agustín Primero (que duró 10 meses en el cargo) y el diputado e intelectual republicano Fray Servando Teresa de Mier, una figura singular en la historia de México, que utilizaba la sátira como arma para combatir a sus adversarios políticos y para desenmascarar la adulación, la demagogia y el oportunismo de la clase gobernante. A través de estos hechos ocurridos hace casi doscientos años, la obra reflexiona sobre los vicios y contradicciones que, en pleno siglo XXI, aun siguen caracterizando la vida política del país.

Algunos comentarios sobre la obra:

Roger Bartra, sociólogo:

La ironía y el buen humor permean la obra de Flavio González Mello. La tragicómica re-presentación de los acontecimientos de 1822 en México constituye un impetuoso flujo dramático de tal calidad que nos deja sin aliento, pues la implacable sátira del autor no cesa, en ningún momento, de azotar a los héroes fundadores de la patria: el emperador Iturbide, el general Victoria, el intrigante Santa Anna, a los que se agregan Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Valentín Gómez Farías y toda una cohorte de gobernadores lambiscones, diputados oportunistas y políticos conspiradores.

El espectador podrá sin dificultad imaginar y suponer las reencarnaciones contemporáneas de estos próceres y sus comparsas. Lo más importante es, desde luego, el extraordinario rescate de fray Servando Teresa de Mier, un personaje corrosivo y estimulante cuya sola aparición nos revela las carencias de esa intelectualidad palaciega y cortesana que conocemos hoy. Las sorprendentes apariciones de Mier —como conspirador perseguido, hombre salvaje, orador mordaz o suicida sarcástico— van puntuando con irreverencia las sucesivas escenas de una forma nueva y refrescante de abordar la historia desde el teatro.

Esta obra es muy divertida, pero no es una broma. Las escenas burlescas son las estaciones de un viaje reflexivo a los orígenes del México independiente, a esa época en que se comenzó a sedimentar la secuela de contradicciones que hoy llamamos identidad nacional. En 1822 nos confrontamos con los balbuceantes primeros pasos en la invención de un México donde ya se observan las raíces de la cursilería nacionalista y de la corrupción política. ¿El camino del México independiente se torció desde el principio y la nueva patria tuvo que sobrevivir en un mar de modernidad tormentosa? ¿Qué puede hacer un clérigo rebelde e intelectualizado en esta coyuntura dramática? La despiadada crítica de González Mello nos lleva, con un estilo ágil y cáustico, a comparar la transición que hoy vive el país con su visión, despojada de toda solemnidad reverencial, de los orígenes de México.

(Texto del programa de mano del estreno de la obra, 2002)


Olga Harmony, crítica teatral:

... una chispeante y ácida reflexión acerca de las costumbres de nuestra clase política.

Periódico La Jornada, 22 de mayo de 2002


Noé Morales Muñoz, crítico teatral:

Humor elegante y malicioso, en una puesta que alcanza niveles de indiscutible calidad.

Suplemento La Jornada Semanal, 26 de mayo de 2002


Bruno Bert, crítico teatral:

Un refrescante viaje por la historia de México. Muy gozoso trabajo que el público viene acompañando casi siempre a sala llena.

Revista Tiempo Libre, 5 de junio de 2002


Jorge Dorantes, periodista cultural:

Si la historia de México nos fuera enseñada con la mitad de diversión, frescura y pasión con que nos muestra la obra teatral 1822, nuestra visión de ella sería muy diferente.

Periódico El Economista, 17 de mayo, 2002



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